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Jóvenes y agricultura, ¿un tándem imposible?

Ingeniero Agrónomo, 35 años, dos idiomas, experiencia y varios cursos de formación. Este podría ser el candidato perfecto a un puesto de trabajo en una multinacional dedicada a la producción y exportación de semillas. Sin embargo, es el perfil de un joven anónimo que ha visto en el campo una salida profesional rentable ante el acecho de la crisis. ¿Son los jóvenes españoles una rara avis en el sector de la agricultura?

Según datos de la Comisión Europea, solo un 5% de los agricultores españoles tiene menos de 35 años frente a un 55% con edades comprendidas entre los 50 y 60 años. Otro dato revelador: en 2020 hay previstas un total de 4,5 millones de jubilaciones en todo el campo español. Con este panorama, ¿qué hay del relevo generacional? Es cierto que la vida del campo ya no es como hace 40 años. Hoy los núcleos urbanos se han convertido en pequeñas ciudades que garantizan la cobertura de servicios mínimos, culturales, acceso a nuevas tecnologías y una interesante oferta de ocio. Ya no es necesario desplazarse a la gran ciudad para hacer la compra, visitar al médico o simplemente renovar la ropa. Pero la imagen de trabajo duro del campo que no da para vivir o la sensación de que en el pueblo solo viven los que no quisieron estudiar o los “vagos” sigue grabada a fuego en la sociedad española.

Los pocos jóvenes que trabajan en el campo lo hacen por herencia familiar. De hecho, con la crisis, centenares de jóvenes han visto en la agricultura una vía de escape y un sector donde iniciar su carrera profesional. Sin embargo, son los propios padres los que se encargan de recordar a los hijos que el trabajo del campo es “pan para hoy y hambre para mañana” o que regresar al campo tras haber estudiado en la universidad es como admitir un fracaso personal. Nada más lejos de la realidad. Según datos extraídos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente (MAGRAMA, en adelante), desde el comienzo de la crisis en 2010 se ha notado una notable incorporación de los jóvenes al campo. No son datos optimistas en comparación con nuestro vecino francés donde más de 11.000 jóvenes cultivan la tierra.

Fuentes: El País, Eurostat, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Precisamente, la falta de financiación y las trabas burocráticas son dos de los grandes escollos a superar para quienes piensan en la agricultura como un modo de vida. Desde UPA señalan que comprar tierra es complicado. Las entidades bancarias no lo ponen fácil, sobre todo después del estallido de la burbuja inmobiliaria. La especulación urbanística, la recalificación de terrenos rústicos por otros urbanizables y las tramas de corrupción conocidas en los últimos años han mandado al traste las ilusiones de muchos. El dinero escasea y más en tiempos de crisis.

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El último censo agrario realizado por Instituto Nacional de Estadística apunta que desde el año 1990 han desaparecido un total de 44,7% de explotaciones agrarias. El precio de la tierra tiene mucho que ver con las ayudas de la Política Agraria Común (PAC, en adelante). Las nuevas medidas no han terminado de convencer a los agricultores, no al menos a medio centenar que ha decidido concentrarse de forma periódica ante la sede del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en Madrid. Hay que mencionar que en 2012 se perdió la cantidad nada despreciable de 70 millones de euros en fondos netos porque la Administración Pública no hizo bien los deberes. La Unión Europea aportó un 70% del capital y España solo debía poner un 25%. Tres años más tarde, aún hay agricultores que no han recibido las ayudas del año 2012. Ni rastro de las subvenciones de 2013.

En un intento por mejorar la mala fama de la Administración y potenciar la creación de nuevas empresas agrarias, la nueva PAC incluirá programas regionales de desarrollo rural que garantizarán unas 15.000 nuevas incorporaciones hasta 2020. Puede ser un alarde de optimismo pero lo cierto es que España necesita mano de obra cualificada, formada y profesional para continuar con el liderazgo existente en cultivos como plantaciones de olivar intensivo, plantaciones de almendro o los árboles frutales. Si has decidido hacer del campo tu sector profesional compartimos contigo un par de enlaces de interés. El primero es de ayudas para jóvenes agricultores a nivel nacional, mientras que el segundo contiene una convocatoria de ayuda para jóvenes agricultores andaluces. En BALAM somos expertos en plantaciones de olivar intensivo, plantaciones de olivar de alta densidad y plantaciones de almendro. Nuestros años de experiencia y formación en el sector del olivo nos convierten en especialistas en este cultivo. Tenemos todas las herramientas necesarias para que tu plantación de olivar sea rentable. Ponte en contacto con nosotros y contaremos cómo hacerlo. SL.

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