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Cultivos de cobertura: qué son y en qué afectan a nuestro terreno

Los cultivos de cobertura forman parte de este nuevo enfoque de la agricultura que apuesta por un sector más sostenible, respetuoso con los recursos y las emisiones, pero sin renunciar a la rentabilidad.

Te mostramos en qué consiste esta nueva fórmula de entender la agricultura, en qué tipos de cultivos se puede implementar y por qué se le obtiene más rendimiento a un suelo fértil con estas técnicas.

 

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Qué son los cultivos de cobertura

El término en español es cultivos de cobertura, pero en muchos espacios se puede encontrar como cover crops, en inglés. El objetivo de esta práctica es mejorar y aumentar el grado de fertilidad del suelo y la capacidad para retener el agua. Para ello es importante buscar medios que aumenten la biodiversidad autóctona y disminuir la presencia de plagas.

La técnica consiste principalmente en cultivar plantas que cubren el suelo y apoyan necesidades propias del cultivo. No se cultivan para el comercio o el consumo humano, sino para mejorar la capacidad productiva del suelo.

A su vez, estos cultivos de cobertura sirven para alimentar al ganado. En algunas ocasiones, su uso también puede ser comercial, como ocurre con el maíz. Además, deben ajustarse a cuestiones estacionales, pues los cultivos de este tipo que se siembran en otoño se utilizan como hierba.

Esta práctica tiene gran interés en la rotación de cultivos, la siembra directa y la agricultura ecológica. En líneas generales es una forma de enriquecer el suelo a través de cultivos con especies que tienen un aprovechamiento secundario en la explotación.

 

Terrenos en los que se realizan

Los cultivos de cobertura son una apuesta decidida de la FAO desde hace décadas. Esta fórmula, junto con la rotación de cultivos anual o la consolidación de barbechos semillado, ayuda a la recuperación frente al cansancio del suelo.

Una homogeneización de los espacios agrarios, junto con el uso intensivo de abonos minerales y maquinaria pesada, permiten sacar un alto rendimiento a los suelos durante mucho tiempo, pero a costa de ir deteriorando sus propiedades físicas y contaminando aguas superficiales y subterráneas de nutrientes, la eutrofización.

El uso de cultivos de cobertura es una vía interesante para dotar de un mayor grado de salud a monocultivos de grandes extensiones, como pueden ser los campos de olivares. No se trata de introducirse de lleno en la agricultura ecológica, pues esta suele ser menos productiva, pero sí sacar beneficio de siembras secundarias que vayan reforzando la calidad del suelo. También son muy útiles en cultivos con cierta pendiente, para evitar la erosión de la lluvia.

Los cultivos de cobertura van un paso más allá del barbecho desnudo, es una especie de barbecho semillado en donde no se renuncia cada año a la producción principal, sino que se combinan ambos formatos para dotar de mayor salud al suelo.

 

Tipos de cultivos de cobertura

Los cultivos de cobertura se clasifican en función de sus opciones de uso y las características de estas plantaciones. Sus funciones en el terreno van desde prevenir la erosión del suelo, mejorar la calidad y favorecer el pastoreo.

Cultivos de cobertura, gramíneas

El trigo sarraceno, el centeno, el maíz, la cebada o la avena, entre otros cereales, son especies de rápido crecimiento que dejan residuos cómodos de gestionar. Sus raíces son fibrosas y fuertes, lo que protege al suelo frente a la erosión. A su vez, son interesantes porque acumulan en nitrógeno gracias a su simbiosis con la bacteria Azosprillum, pero no pueden fijar el nitrógeno atmosférico.

Las leguminosas, fijadoras de nitrógeno

La veza, las habas, la alfalfa o los tréboles encarnado y blanco sí fijan el nitrógeno atmosférico, lo que enriquece en nutrientes al suelo. Por otra parte, también evitan que el terreno se compacte cuando las plantas crecen, lo que hace más accesibles los nutrientes. Cuanto más grande es el cover crop, más cantidad de nitrógeno se fija.

Plantas no leguminosas con hoja ancha

Otro grupo de especies que absorben el nitrógeno del suelo para producir abono verde son plantas como los nabos, los rábanos forrajeros o las caléndulas, también las brásicas. Su resistencia ante condiciones extremas en invierno es débil, de ahí que mueran. Por ello, muchos agricultores las usan antes de la siembra durante el otoño para el control de la maleza.

Beneficios del cultivo de cobertura

Un objetivo importante de estos cultivos es mantener el suelo cubierto el máximo de tiempo posible, pues así se accede a importantes beneficios en mejora de la calidad del suelo y retención de agua.

Más materia orgánica

Los cultivos de cobertura aportan mucha materia orgánica que activa los microorganismos presentes en el suelo y lo enriquecen, haciendo mucho más fértil el terreno.

Efecto esponja

La cobertura que ofrecen estas especies hace que el agua de lluvia no circule por el terreno sin infiltrarse. Con los cultivos de este tipo mayor cantidad de agua penetra en el suelo y esto evita así la erosión de la tierra.

La capa fértil del suelo solo alcanza los primeros 20 centímetros del suelo, y si no existen plantas que fijen esa tierra, el suelo acabará reduciendo su calidad, perdiendo nivel de fertilidad.

Menor tarea de labrado

Un último aspecto positivo de los cultivos de cobertura es que las raíces, siempre presentes, están oxigenando continuamente el suelo. Si además se usan especies con raíces pivotantes, a esto se suma la tarea de abrir el suelo, lo que induce en un menor proceso de labrado. A más espacios libres en el suelo, más oxidación y pérdida de materia orgánica, y por tanto menor grado de fertilidad.

 

Un suelo fértil es garantía de productividad, pero hay que saber gestionar un correcto equilibrio entre rentabilidad y explotación. Ese equilibrio lo aportan de manera natural los cultivos de cobertura.

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