Todas las personas que tienen un terreno en el que realizan plantaciones para la venta buscan obtener el máximo rendimiento de sus cultivos. Para ello, existen distintas técnicas que se suelen utilizar dependiendo del tipo de suelo, calidad del agua, disposición geográfica y otras variables.
Llevar a cabo una buena elección del tipo de agricultura con el que se va a trabajar la tierra es una de las principales cosas a resolver a la hora de iniciar el trabajo agrícola y lo que puede marcar la diferencia entre el fracaso o el éxito de la explotación. Una de las fórmulas de trabajo más utilizadas es la agricultura intensiva.
Pero ¿qué es la agricultura intensiva? ¿Cuáles son sus principales ventajas? ¿Dónde, para qué y en qué momento conviene utilizarla? Te lo contamos todo en este post.
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Qué es la agricultura intensiva
La agricultura intensiva, como su propio nombre indica, tiene como objetivo obtener la mayor cantidad de producto y beneficio de la superficie plantada. Esto quiere decir que el profesional que trabaja en la explotación utiliza todos los recursos a su alcance para generar un ambiente propicio y que la planta o el árbol se desarrolle en las mejores condiciones.
Agricultura intensiva de regadío
La agricultura intensiva de regadío surge en pleno siglo XX debido a la necesidad de responder a la gran demanda de alimentos de una población mundial cada vez mayor. Los cultivos tradicionales no eran suficientes y hubo que ingeniar nuevas formas de trabajo en el campo para producir más en la misma tierra.
Cómo optimizar los recursos
¿Cómo se logra sacar el mayor rendimiento de un territorio dedicado al cultivo de explotaciones agrícolas? Con el uso de maquinaria especializada, con el control del ambiente y el crecimiento de la plantación a través de fertilizantes y pesticidas o con diversos sistemas de riego, por poner algunos ejemplos.
Una de las particularidades más importantes de la producción intensiva es que la misma porción de tierra se cultiva dos veces al año. Una en primavera, para recoger los frutos en verano, y otra en otoño, para recolectar en invierno.
En este proceso, la tecnología juega un papel fundamental. La implementación de riego por goteos o de sistemas de vigilancia de evolución de los cultivos han hecho que cada día resulte más fácil gestionar estas explotaciones intensivas sin tener que hacer un esfuerzo extra.
Esto ha profesionalizado todavía más el trabajo en el campo y le ha llevado a convertirse en uno de los principales motores económicos de países como España.
Ventajas y desventajas de la agricultura intensiva
Como cualquier opción que se toma en cualquier tipo de trabajo, la agricultura intensiva tiene ventajas y desventajas. Esto es algo importante y a valorar siempre que se va a decidir si es conveniente optar por este tipo de cultivos.
Ventajas
Desde luego, la primera y principal ventaja es meramente económica. La agricultura intensiva genera a los propietarios de los terrenos unos beneficios mucho más elevados que la agricultura extensiva.
Por otro lado, es la única forma de trabajo que puede asegurar el total de producción que necesita la población para estar alimentada.
Una ventaja más de la producción intensiva es que genera puestos de trabajo indirectos relacionados con las industrias que crean maquinaria para las explotaciones, fertilizantes y otros productos químicos, transporte de mercancía, etc.
Desventajas
Entre los principales problemas que este tipo de cultivos presenta es que el gasto energético y de agua que se produce es muy superior al de otros tipos de agriculturas. Además, si se hace una mala gestión, los suelos se resienten por el exceso de trabajo, lo que puede llegar a ser perjudicial para los terrenos.
Muy relacionado con esto está una de las grandes quejas de los sectores ecologistas a lo ancho y largo del mundo: con el fin de obtener buenos rendimientos, la agricultura intensiva mal gestionada abusa de fertilizantes y plaguicidas que, en algunos casos, pueden acabar afectando a la salud de los consumidores.
Tipos y ejemplos de agricultura intensiva:
- Monocultivos
- Agricultura de invernadero
- Agricultura intensiva de regadío
- Cultivos florales comerciales
- Agricultura hidropónica
Agricultura intensiva y extensiva: ¿en qué se diferencian?
Frente a la agricultura extensiva se sitúa un tipo de explotación agrícola más tradicional y responsable con el sufrimiento del suelo y la calidad de los alimentos. Se trata de la agricultura extensiva.
Hay notables diferencias entre la agricultura intensiva y extensiva. La segunda precisa de terrenos mucho más grandes porque se basa en el aprovechamiento más natural posible del agua y las características del suelo.
El trabajo de la agricultura extensiva es más relajado y lento, por lo que requiere de menos mano de obra; algo diferente ocurre en el caso de la agricultura intensiva, en el que el trabajo debe realizarse rápido y de manera muy eficiente, lo que se traduce en más trabajadores.
Además, en la mayor parte de los casos, la agricultura extensiva no requiere de aporte de agua extra de manera artificial, sino que se sirve del sustento de agua natural del terreno o del agua de lluvia.
Todo esto se traduce en una conclusión final y que es imprescindible tener en cuenta: la inversión inicial y de mantenimiento de la explotación de agricultura intensiva es mucho más alta que en el caso de la agricultura extensiva.
Como hemos visto, la agricultura intensiva es característica de nuestro tiempo y de las sociedades avanzadas, donde la tecnología está al servicio de todos los sectores para poder garantizar el abastecimiento de grandes poblaciones. Y si bien sus beneficios económicos son incuestionables, sí hay que tener en cuenta que su impacto medioambiental en ocasiones puede ser mayor que el de otros sistemas de cultivo.
