El cambio climático representa hoy en día uno de los principales problemas tanto ambientales como sociales en todo el planeta. Temperaturas extremas, inundaciones, cambios en los ecosistemas… Son algunos de los efectos devastadores que ya se están notando en diversas partes del mundo. Si nos centramos en la agricultura, el cambio climático también tiene un impacto importante en ella. Desde BALAM os contamos cómo puede afectar a uno de los cultivos con más importancia en nuestro país: el olivar.
El olivo es un tipo de cultivo resistente tanto a temperaturas elevadas como a sequías por lo que, si se toman las medidas adecuadas para adaptarlo el cambio climático, el impacto no debería ser muy notable. Si bien es cierto que este impacto no se distribuiría de forma homogénea por todo el territorio andaluz, por lo que es necesario estudiar las zonas olivareras donde se podrían sufrir mayores daños.
Según los datos aportados en una nota divulgativa publicada por la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, entre los principales impactos del cambio climático sobre el olivar andaluz encontramos:
- Adelanto de la floración.
- Incremento de daños por estrés térmico en el desarrollo floral y cuajado de frutos.
- Incremento de fallos de floración por falta de frío.
- Disminución de la transpiración e incremento en la eficiencia en el uso del agua.
- Caída de la producción por estrés hídrico durante floración.
- Estabilización de la producción en secano pero con mayor incertidumbre.
- Incremento de la cosecha en regadío.
- Incremento de la erosión causado por los eventos extremos de lluvia.
- Influencia del aumento de las temperaturas durante la fase de acumulación de aceite en el fruto sobre el rendimiento y la calidad del aceite de oliva.
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En este mismo estudio se proponen una serie de medidas para adaptar el olivar andaluz al cambio climático. Entre ellas destacan:
- Introducción del regadío con dotaciones reducidas.
- Mejora de la gestión y eficiencia del riego.
- Empleo de variedades de floración temprana y/o con alta estabilidad en el aceite.
- Mejora en la gestión del suelo empleando cubiertas vegetales y mínimo laboreo.
- Evaluación de la ubicación y variedad elegida en nuevas plantaciones de olivar.
- Promoción de los servicios de asesoramiento empleando nuevas tecnologías.
Es importante conocer bien los efectos del cambio climático sobre el olivar para poder adaptarnos a sus efectos nocivos de antemano, evitando así el posible daño en un sector que, a día de hoy, supone el 40% del empleo agrario del que dependen más de 250.000 familias.
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