La agricultura es el conjunto de acciones que permiten aprovechar la tierra para la producción de alimentos. Desde que el ser humano es sedentario, los cultivos se han convertido en la base de las sociedades modernas. Aún hoy en día, la agricultura constituye uno de los sectores clave en la economía de la mayor parte de los países. Por este motivo, tanto gobiernos como instituciones privadas trabajan en la actualidad con el objetivo de sentar las bases de la agricultura del futuro.
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Toggle¿Cómo será la agricultura del futuro?
En los últimos tiempos, la agricultura se ha visto sometida a profundos cambios que han permitido incrementar la productividad de los cultivos de manera exponencial. Entre los años 60 y 80, la llamada “revolución verde” supuso el primer contacto del sector agrícola con las nuevas tecnologías. Esta simbiosis ha permitido el desarrollo de cultivos de alto rendimiento que facilitaron el abastecimiento de poblaciones con una fuerte demanda de alimento. Algunos de los principales sistemas de riego, pesticidas y fertilizantes surgidos durante este periodo todavía son utilizados en nuestros días.
Comprender de dónde procede la agricultura de nuestros tiempos es vital para predecir qué nos deparará el futuro. Aunque no podemos conocer con exactitud cómo se explotarán los cultivos durante las próximas décadas, sí podemos imaginar cuáles son los pilares sobre los que se sustentará la próxima revolución agrícola.
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Un mercado cada vez más exigente
El consumidor es cada vez más exigente y, si bien hasta ahora la producción masiva era prioritaria para los productores, en el futuro lo será la variedad y la calidad. El consumidor joven demanda, cada vez más, productos exóticos y de alto valor nutricional.
Por si esto fuera poco, la concienciación sobre la sostenibilidad y el bienestar animal están en boca de todos. Esta mentalidad podría fomentar la utilización de técnicas como la rotación, que consiste en alternar el cultivo de plantas con diferentes necesidades nutricionales evitando que el suelo se agote.
Soluciones al cambio climático
Uno de los objetivos marcados por los gobiernos de cara a la próxima década es la lucha contra el cambio climático. En este aspecto, la agricultura deberá apostar por el desarrollo de nuevas técnicas que permitan mejorar la producción a la vez que se optimizan los recursos utilizados para el desarrollo de los cultivos.
Por otro lado, la utilización de plantaciones con mayor resistencia al clima, a los parásitos o a la sequía, permitirá un mejor aprovechamiento del terreno y una mayor eficiencia en la producción.
Aplicación de nuevas tecnologías
Si bien la tecnología ya influye de manera notable en la agricultura del siglo XXI, todavía queda mucho terreno por explotar. La prueba es que, hasta hace 10 años, apenas existían métodos eficientes de comunicación entre tractores. Es decir, era necesario implementar multitud de dispositivos y cables que dificultaban el intercambio de información. Hoy en día, el sistema Isobus permite gestionar los datos a través de un ordenador de abordo que facilita el control de las diferentes herramientas.
Si esto ha sido posible en tan poco tiempo, ¿qué nos deparará el futuro? Los recientes avances nos indican que tareas rutinarias como la recolección o el abono podrían ser ejecutadas por inteligencias artificiales. De este modo, se podría optimizar el rendimiento de los cultivos.
Por otro lado, es muy probable que los drones jueguen un papel importante en la agricultura del futuro. Estos podrían facilitar la monitorización del terreno en busca de puntos débiles y posibles mejoras. El riego es otro de los papeles que podrían protagonizar los drones con el objetivo de ahorrar tiempo y reducir el desperdicio de un recurso tan valioso como el agua.
¿Qué ventajas proporcionará a la agricultura?
La principal ventaja de la aplicación de la tecnología en la agricultura es que ya no será necesario regar o aplicar pesticidas de manera uniforme en todo el terreno. El objetivo del futuro es crear una agricultura automatizada y optimizada que permita utilizar los mínimos recursos posibles. Entre los principales beneficios podemos encontrar:
- Alta productividad de los cultivos.
- Menor contaminación de aguas subterráneas y ríos.
- Mayor calidad de vida y seguridad de los agricultores.
- Reducción en la utilización de recursos.
- Abaratamiento de los costes de producción.
- Menor impacto ambiental.
Además de los anteriores beneficios, la aplicación de ciencia y tecnología en la agricultura permitirá un mayor control sobre la producción, la calidad del aire y del agua, así como el procesamiento de los cultivos.
En resumen, la agricultura es un sector de gran importancia en nuestra sociedad, y tiene un amplio margen de mejora y eficiencia. Con el objetivo de cumplir con los requerimientos de sostenibilidad marcados por la Agenda 2030, los agricultores deberán aprovechar los beneficios de las nuevas tecnologías para mejorar el rendimiento de sus cultivos y reducir su impacto sobre el medioambiente. Para ello, el sector público y las instituciones privadas jugarán un papel fundamental a la hora de facilitar la financiación necesaria para la aplicación de estas medidas.