No somos nada sin agua. Si entendemos que el 70 % de nuestro cuerpo está compuesto por este líquido esencial, es posible comprender la relevancia que el agua tiene en nuestro día a día.
Una importancia que se traslada al trabajo de la agricultura: las plantas y los frutos también son agua y tienen en ella su principal fuente de alimento. Por eso, conocer los tipos de riego, saber cuáles son los distintos sistemas de riego recomendados para cada tipo de plantación y cómo llevarlos a cabo de manera óptima es totalmente relevante hoy en día.
Tener un amplio conocimiento de las diferentes formas de riego y saber aplicarlas marca la diferencia entre un cultivo rico y que ofrece grandes rendimientos y otro en el que las plantas se las ven bien complicado para subsistir.
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Los profesionales dedicados al mundo de la agricultura lo tienen claro: aprovecharse de las mejores clases de riegos agrícolas y adquirir una gran experiencia con las diferentes maneras de riego es lo que asegura el éxito de una explotación.
¿Cuántas son las clases de riegos agrícolas que se utilizan en la actualidad? ¿Cuál es la más conveniente para cada tipo de cultivo? ¿De qué manera se aplica cada uno de los tipos de riego existente?
Estas son solo algunas de las preguntas que se hacen tanto las personas que están comenzando en esta especialización laboral como aquellos que ya llevan años en ello, pero no quieren quedarse desactualizados.
La investigación en materia de optimización de los distintos sistemas de riego es continua. Año a año aparecen nuevas propuestas que mejoran la eficiencia, reducen el gasto de agua y elevan la calidad de vida de la planta. Esta actualización constante obliga a los agricultores a tener que ponerse manos a la obra para estar al día.
Riego por surcos
El riego por surcos o por gravedad es uno de esos tipos de riego habituales en las grandes explotaciones agrícolas. En el uso de este sistema, la superficie plantada comparte espacio con unos surcos realizados en la tierra que permiten que el agua circule por ellos a modo del cauce de un arroyo.
El agricultor suelta el agua desde la zona más alta del terreno y esta va avanzando por toda la plantación e infiltrándose en la tierra.
Riego por inundación
El riego por inundación es uno de los sistemas más antiguos. Es habitual en plantaciones como las del arroz. Cuenta con una historia de más de 7000 años y consiste en, literalmente, inundar la zona cultivada. Para ello, se precisa de una superficie nivelada con una base impermeable.
Salvando el cultivo de arroz, o similares, este es un tipo de riego desaconsejado en agricultura debido a las desventajas que supone: elevado gasto de agua, exceso de aparición de malas hierbas, etc.
Riego por canales
Dentro de los distintos sistemas de riego, el riego por canales es otro clásico. Las plantaciones se distribuyen alrededor de unos canales abiertos que pueden conducir el agua desde los embalses o cualquier otra zona de captación de agua hasta los cultivos.
Es un método clásico, por lo que también presenta desventajas similares al riego por inundación o el riego por surcos.
Riego por goteo
Comenzar este repaso por una de las fórmulas óptimas de riego es una buena idea. El riego por goteo ofrece el agua de manera muy localizada. En concreto, se trata de pequeñas canalizaciones que vierten agua, gota a gota, en la base de la planta.
Funcionan a la perfección con zonas de árboles, arbustos, setos o incluso pequeños huertos debido a que utiliza la proporción de agua justa para las demandas de este tipo de plantas sin gastar agua de más.
Riego por aspersión
Una de las fórmulas más clásicas dentro de los tipos de riego. El riego por aspersión funciona gracias a unos dispositivos que lanzan agua al aire para que esta llegue a las plantas en forma de una lluvia fina.
Este tipo de riego es recomendado en zonas amplias como parques de césped, por ejemplo, ya que la fuerza del agua a presión puede dispersar el agua entre 5 y 15 metros.
Riego subterráneo
Cada vez más habitual en espacios ornamentales de ciudades, el riego subterráneo funciona gracias a una red de cañerías perforadas que se entierran en el suelo. Requiere, obviamente, de un diseño previo de este sistema de riego antes de proceder a la plantación.
En cuanto a su funcionamiento, estos tipos de sistema de riego subterráneo tienen un modo de trabajo muy similar al del riego por goteo, solo que por debajo de la tierra a una profundidad que varía entre los 5 y los 50 centímetros.
Riego con cintas de exudación
Otra variación del riego por goteo, pero que distribuye el agua de manera mucho menos limitada en el espacio. Las cintas de exudación son cañerías muy porosas que van soltando a la tierra pequeñas lágrimas de agua cuando esta va pasando por su interior.
La principal diferencia es que aportan líquido a lo largo de toda su extensión, a diferencia del goteo, que únicamente suelta gotas donde está situada la cabeza del gotero.
Estas cintas de exudación son particularmente interesantes dentro de las maneras de riego apropiadas para suelos arenosos y terrenos de arboleda.
Estos son algunos de los principales sistemas de riego utilizados en la agricultura en la actualidad. La elección de uno u otro dependerá de las características de la explotación, las posibilidades de inversión del agricultor, etc.
