En nuestro último post os dábamos unas cuantas razones para que tuvierais en cuenta la importancia de la aplicación del producto fitosanitario en las plantaciones de olivar y de cualquier otro tipo de árbol frutícola. Esta acción se debe realizar en diferentes épocas del año para garantizar una sana vida de la planta evitando su sometimiento al estrés, cuidándolo del ataque de enfermedades y plagas y asegurando su correcta nutrición.
Sin embargo, en la mayoría de ocasiones el agricultor se preocupa tanto por el cuidado de las plantas y de su cosecha que se olvida de otra labor que también sucede en el territorio agrario y que es beneficiosa para la pervivencia del cultivo: la vida de las abejas. El problema reside en que cada vez se incrementa ausencia de la acción polinizadora de estos insectos en el campo pues estas sustancias que protegen a los olivos y almendros dañan a las colonias de abejas.
Ya sabemos que es preocupante el efecto negativo que las plagas y las enfermedades tienen sobre el cultivo ya que afecta a la calidad y a la cantidad final del fruto y de los productos que deriven de este como es el aceite en el caso del olivo. Estos son motivos suficientes para llevar a cabo un control efectivo que depende de varias acciones: aplicar el tratamiento adecuando, hacer esta aplicación en el momento adecuado y por supuesto utilizar la técnica adecuada.
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Pero esta labor tiene consecuencias sobre las abejas. Según indica Greenpeace los insecticidas son al fin y al cabo sustancias químicas diseñadas para matar insectos y asegura que algunos provocan claros efectos negativos en la salud de los polinizadores, a nivel individual y de colonia entre los que se encuentran:
- Efectos fisiológicos como pueden ser las malformaciones.
- Alteración del patrón de pecoreo que afecta al aprendizaje y a la orientación de estos insectos.
- Los efectos de algunos insecticidas también pueden provocar la inhibición de la alimentación o disminución de su sentido del olfato.
En BALAM nos encargamos de la distribución y venta de una amplia gama de productos fitosanitarios entre los que se incluyen insecticidas que no dañan de ninguna forma a las abejas. Con productos fitosanitarios como estos se puede respetar la vida de las abejas que tan importante papel juegan en la sostenibilidad de la naturaleza y en la existencia de la especie humana pues ellas se encargan de la polinización de las plantas de la que a la vez dependen muchos de los alimentos que ingerimos como pueden ser el arroz, el trigo o el maíz.
La triste noticia es que Greenpeace ya manifestó este pasado mes de febrero que la muerte de estos insectos se ha incrementado en provincias como Murcia, Valencia y también en Andalucía. Por este motivo hay que vigilar más las labores de cuidado del entorno rural y velar porque sea posible un cuidado del campo responsable con el medio ambiente y con los seres vivos no dañinos que habitan en él.
Fuentes:
Libro: La revolución del olivar. El cultivo en seto. Xavier Rius y José María Lacarte
Web: Greenpeace.org