Para que una planta pueda desarrollarse con plenitud, necesita absorber macronutrientes esenciales como el nitrógeno. Este componente, que forma parte de moléculas como la clorofila, los aminoácidos y las proteínas, se encuentra de forma natural en el suelo y juega un papel fundamental en procesos como la fotosíntesis y en otras funciones metabólicas. Sin embargo, suele ser necesario aportar una dosis extra de nitrógeno a través de fertilizantes que permitan a las plantas alcanzar su punto óptimo de desarrollo.
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ToggleEl almendro absorbe el nitrógeno del suelo a través del sistema radicular (raíces). Para este árbol, se trata de un elemento de vital importancia por su capacidad de absorber una enorme cantidad de nitrógeno y producir grandes cosechas. Tanto es así, que se estima que este elemento químico puede llegar a alcanzar un peso del 0,7 % del fruto.
Importancia y función del nitrógeno en el suelo
La definición de fertilizante nitrogenado es simple; es cualquier abono que contenga nitrógeno u otro compuesto derivado de este.
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El nitrógeno en la agricultura es un elemento absorbido en grandes cantidades por las plantas y que adquiere vital importancia en sus procesos metabólicos. Generalmente, la cantidad que se concentra en el suelo no es suficiente para que la planta pueda cubrir sus necesidades y mejore su estructura celular. Podemos encontrar algunas excepciones en suelos ricos en materia orgánica, ya que son capaces de retener los nutrientes con facilidad y disponerlos para que los árboles los aprovechen a través de las raíces. Los suelos arcillosos suelen responder a esta característica.
Para el resto de casos, es necesario utilizar fertilizantes nitrogenados como la urea, el amoníaco o el nitrato amónico. Gracias a ellos, las plantas podrán desarrollarse plenamente y podremos aprovechar al máximo nuestro cultivo. Dado que estos fertilizantes aumentan el área foliar, también estaremos favoreciendo el proceso de fotosíntesis de las plantas.
Una planta con déficit de nitrógeno sufrirá clorosis, una condición fisiológica anormal que se produce por insuficiencia de clorofila. En estos casos, los árboles mostrarán un follaje amarillento en las hojas más viejas, fruto de la interrupción del proceso de fotosíntesis. Con el tiempo, las hojas más jóvenes sufrirán la misma decoloración.
Por otro lado, un exceso de nitrógeno en los fertilizantes puede ser tan perjudicial como la escasez del mismo. Abusar de los abonos nitrogenados puede provocar un fenómeno que provoca pérdida de este elemento por volatilización de gas amoníaco. Para evitarlo, es importante utilizar fertilizantes que impidan la hidrólisis de la urea en superficie.
En resumen, la función del nitrógeno en el suelo es la de nutrir a la planta. Los suelos arenosos pueden presentar graves deficiencias de este elemento y de otros macronutrientes, por lo que será fundamental realizar un estudio del mismo antes de aplicar cualquier tipo de fertilizante.
Fertilizantes nitrogenados en el almendro
La carencia de nitrógeno en el terreno de cultivo del almendro provocará que este crezca con brotes reducidos y hojas apagadas con poca superficie foliar. En un estadio posterior, las hojas terminarán cayéndose. Para comprobar la salud del almendro, especialmente durante primavera y otoño, es necesario obtener una muestra representativa de varias hojas a lo largo de todo el perímetro del árbol y otra de hojas a dos metros de altura. Este proceso debe repetirse con varios árboles y enviar las muestras al laboratorio. Por norma general, los resultados arrojados por el estudio serán válidos para un área de, aproximadamente, una hectárea.
Una vez hayamos obtenido datos fiables sobre la salud de nuestros almendros, llegará el momento de analizar las características del suelo. En función de factores como la fertilidad del suelo, el potencial de producción de los árboles, las necesidades de la hierba del suelo y las aportaciones de agua, emplearemos un tipo de fertilizante u otro. También es importante conocer el estado nutricional y la disponibilidad de agua de la superficie.
Cultivo de secano
Para cultivos de secano es recomendable utilizar fertilizantes que eviten las pérdidas por volatilización. De esta forma, optimizaremos el rendimiento de nuestro cultivo de almendros y obtendremos frutos de mayor calidad. En cualquier caso, el cultivo por regadío suele ser más efectivo. Tanto es así, que una buena gestión de este tipo de cultivo puede generar hasta 1,5 toneladas de almendra por hectárea y año.
Cultivos de regadío
En los cultivos de regadío lo recomendable es recurrir a la fertirrigación, una técnica que permite aplicar el fertilizante y agua a través del sistema de riego. De esta forma, la distribución del abono nitrogenado será mucho más homogénea, lo que reducirá nuestros costes.
Un punto importante a tener en cuenta es que el fertilizante debe ser soluble en agua de riego. Aunque antiguamente existían problemas para fabricarlos, especialmente en el caso del fósforo y el potasio, en la actualidad es sencillo encontrar abonos solubles en agua. Si el fertilizante contiene partículas sólidas, es importante que nos aseguremos de que no obstruya el sistema de filtrado.
Como hemos visto, el nitrógeno es un elemento de vital importancia para el correcto desarrollo del almendro. Sin él, no podremos sacar el máximo provecho a nuestro cultivo, lo que implicará una peor cantidad y calidad del fruto.