Después de más de 2000 años realizando plantaciones con un sistema que poco varía del que realizaban antiguas civilizaciones como griegos o romanos, en los últimos años hizo su aparición un nuevo sistema de plantación del olivar que, está más que comprobado, ha revolucionado el campo: el sistema de alta densidad.
Es su momento. El sistema de plantación de alta densidad en el olivar gana hectáreas cada año. Según el estudio ‘Olivar tradicional y competitividad’, de la Universidad de Jaén, hace un par de campañas se plantaron un total de 75.000 hectáreas en los 47 países productores. Pues bien, según este mismo informe, el 85% de esas plantaciones, unas 64.000 hectáreas en números redondos, eran ‘superintensivas’ –entre 1.000 y 2.000 árboles por hectárea–.
Pero, ¿por qué? Sin duda la fuerte demanda de aceite de oliva es una de las razones para exigir mayor productividad y rendimiento de las plantaciones, ya que el modelo tradicional de cultivo se ha convertido en poco rentable. ¿A qué se debe esta fuerte demanda? El incremento del consumo mundial es notable, en gran medida es gracias a:
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- La fuerte campaña por reconocer el aceite de oliva como un producto beneficioso para la salud, tanto a nivel culinario como en otros usos.
- El fortalecimiento de la cultura del aceite, que crea vínculos y favorece el impulso de aceites con valor añadido: los vírgenes extra.
Y en todo esto, ¿por qué es mejor el sistema de alta densidad?
- Las plantaciones superintensivas entran en plena producción en el tercer-cuarto año de implantación. El olivar tradicional lo hace en seis o siete años.
- Al tratarse de un sistema mecanizado, el coste en mano de obra disminuye, tanto en la recolección como en la poda.
- Variedades precoces pero muy productivas: algunas de ellas son la Arbequina, Arbosana, Sikitita y Tosca.
- Mayor posibilidad de conseguir aceite virgen extra, debido a la velocidad de recolección que ofrecen las máquinas vendimiadoras, el origen de la aceituna.
- Control de plagas, enfermedades o nutrición mucho más eficientes.
Esto, entre otras ventajas que ya os hemos mostrado con anterioridad.
Cabe resaltar que en todo el mundo ya se han dado cuenta de lo que supone el sistema de alta densidad y por eso será fácil encontrarlo en países mediterráneos o con tradición olivarera como Italia, Grecia o Túnez, pero también en otros como Portugal, Marruecos, Estados Unidos, Chile, Argentina o Australia, en muchos de los cuales BALAM ha trabajado gracias a su división internacional . Otros países pendientes de implantar esta tecnología o donde comienza a difundirse, bien en olivar, bien en otros cultivos, son Francia, Turquía, Libia, Arabia Saudí, Argelia, Irán, Uruguay, Perú e incluso Brasil.
El sistema de alta densidad ya no tiene marcha atrás. Es el futuro y las estadísticas así lo confirman. ¿Te animas a revivir tu plantación con los sistemas de alta densidads?
FUENTE: Lacarte, J.M., Rius, X.: La revolución del olivar. El cultivo en seto. (2010)